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O2J: Diseño, indicios y evidencias

Agustín Sández Pérez es investigador del IIS de la UABC. Correo: sandez@uab

La Crónica, Mexicali, 27 de Octubre del 2006, p. 12.

Diseño

Es un hecho verificable que la ilegal intervención en el pasado proceso electoral de muy oscuros personajes -no sólo Fox y cúpulas empresariales-, sino de toda una red de traficantes de poder público, cabilderos de una transición gubernamental pactada sin alternancia, resultó determinante de las acciones que conformaron el “Operativo 2 de Julio (O2J)”.

La maniobra hizo posible manufacturar resultados que apenas semanas antes parecían improbables aunque hoy parecen resultar al gusto de la plutocracia reinante en el País. Es así como se aseguró que información estratégica desde el ángulo político-electoral fluyera muy oportunamente tanto desde el ministerio de desarrollo social como desde el mismísimo órgano electoral hacia una coordinación técnica que formulaba y diseñaba escenarios y prospectivas basadas intensivamente en un procesamiento de datos.

En este sentido, la participación crucial de Hildebrando resultó definitiva en los cálculos de densificación demoscópica -hasta el nivel de secciones electorales- lo que ofreció elementos de información que se vendrían a complementar mediante conexión con un agente político con perversas capacidades operativas en campo y dispuesto a venderse al mejor postor, es decir, la profesora EE Gordillo.

Por supuesto que tienen razón quienes argumentan que no sería posible “comprar” totalmente la maquinaria electoral: Quedó demostrado que esto no era necesario. En cambio, era suficiente con disponer de ciertos segmentos ubicados territorialmente y perfectamente instruidos acerca del tipo de acciones a desarrollar y -en particular- acerca de las dosis técnicamente dimensionadas para lograr el objetivo.

La guerra sucia -con su campaña del miedo- habría reducido previamente la ventaja de diez a casi cinco puntos porcentuales por parte del candidato a vencer. El cálculo del fraude quirúrgico se hizo factible por la vía de la aplicación de un método computacional en su determinación y muy probablemente en su comunicación organizacional.

Indicios

Éstos fueron apareciendo conforme transcurría el proceso. Importantísimas aportaciones de periodistas como Carmen Aristegui (CNN) y Julio Hernández López (La Jornada) imprimieron elementos críticos de gran relevancia para identificar operaciones estratégicas que tenían lugar como preparativos al O2J. Es así cómo se dan a conocer a la opinión pública ciertos mecanismos con los cuales era factible acceder mediante procedimientos cibernéticos a información electoral seccionada incluso individualizada en su comportamiento previsto, lo que por supuesto fue considerado en el diseño.

La situación del mismo día de la jornada electoral con su comportamiento irregular y poco verosímil de las tendencias del PREP -y días mas tarde del cómputo distrital- aportarían elementos adicionales que motivaron a su vez todo tipo de suspicacias fundadas.

Una acción coludida, tendenciosa y completamente sesgada a cargo de las cadenas periodísticas, televisivas y radiodifusoras, imprimió un ambiente propicio al O2J. Precisamente se trataba de una elección de Estado, por la intervención decisiva de aparatos que rebasan el ámbito estrictamente gubernamental y que conforman al funcionamiento del Estado en su conjunto, esto es, en sentido amplio y que comprende cúpulas empresariales, medios de comunicación, organización sindical, instancias ciudadanizadas (sic), etcétera.

Evidencias

Todos los interesados en el éxito del operativo transexenal es obvio que consideran de gran relevancia la completa desaparición de cualquier evidencia de su implementación. Esta operación -vale señalar- resulta difícil de lograr toda vez que si bien los traficantes de información -ingrediente principal en el diseño e instrumentación del fraude- argumentarán su pleno dominio privado sobre documentos y materiales que representan al cuerpo del delito (con mayor ferocidad incluso que la protección que se dio a los videos esclarecedores del complot con plena confesión de “toda la sopa” estelarizada por Carlos Ahumada), lo cierto es que en la implementación de tales acciones se involucró a tan amplio número de operadores que seguramente aún esperan cobrar facturas en plazo perentorio.

En la medida que esta labor se fuese dificultando, seguramente irán apareciendo -como lo han hecho- algunos ex colaboradores de la profesora G, del cuñado H o de la ex secretaria VM, quienes ofrecerán testimonios, lo cual podría ser rápidamente cubierto con “cortinas de humo” por parte del oligopolio televisivo.

De cualquier manera, las principales evidencias no sólo se guardan en los paquetes electorales -que pronto serán incinerados-, sino en las enormes cantidades de dinero que, con seguridad, resultan positivamente rastreables y que fueron canalizadas hacia diseñadores y artífices del gran fraude del 2006. El monto de esta cuantiosa facturación es identificable si se siguen las pistas adecuadas.

Seguimos con unas propuestas que nos mandan para la resistencia con caca de perro:




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