YA TRONO
México: Paraíso de la impunidad
Álvaro delgado/ apro
Foto: Benjamín Flores
La coalición de intereses que al más alto nivel patrocina a Felipe Calderón, y que nada tiene que ver con la sociedad mexicana, está en vías de imponerse envuelta en los terminajos de rigor de los leguleyos.
La decisión ya está tomada y nada cuenta que no sea el criterio de quienes han reproducido, y piensan seguirlo haciendo, el modelo mafioso instaurado en 1988: ese año, al cabo de una elección tan fraudulenta como la actual, el PAN se consagró a Carlos Salinas. Ahora es lo mismo, sólo que al revés: el PRI valida a Calderón.
Como entonces, la invocación al estado de derecho y el apego a las instituciones y, sobre todo, los pactos de mafias, son moneda corriente, el grueso de los medios de comunicación --en manos de los viejos y nuevos magnates-- se alinea y conduce la propaganda que les es ordenada.
Hasta se materializa, de manera nítida, la traición plena: con Salinas fue Ignacio Castillo Mena, tan cercano a Cuauhtémoc Cárdenas, y ahora despunta Jesús Martínez Álvarez, coordinador de los diputados federales de Convergencia, uno de los partidos de la coalición Por el Bien de Todos.
El coro de hipócritas y cínicos que parlotean ante cámaras y micrófonos, los políticamente correctos que se solazan en su ignorancia en las páginas de los medios escritos, y los falsos periodistas que hacen fila para acomodarse a chambas y aspirar a ser luminosos intelectuales, o al menos analistas políticos, se han incrementado.
La doctrina y los principios no tienen cabida cuando de conquistar y retener el poder se trata. Han aprendido bien los miembros del Partido Acción Nacional (PAN) cómo las inmoralidades se cubren con la envoltura de la legalidad y se acatan las consignas de sus propietarios.
El PAN ha sido capaz de ir contra su historia: por primera vez, en 67 años, cede ante el PRI, el partido que motivó su fundación. El candidato al gobierno de Chiapas declina por el de su enemigo histórico. Es inaudito.
Pero ya nada extraña: el PAN tiene un gobernador, el de Tlaxcala, recién salido del PRI, y la conversión dejó de ser, desde hace tiempo, patrimonio del PRD, y a punto estuvo de ser dirigido por otro expriista, Juan José Rodríguez Prats.
Es cosa de tiempo que personajes de la talla de Víctor Flores y Elba Esther Gordillo, con todo su patrimonio de honorabilidad, reciban su carné de afiliación y se reúnan en animadas asambleas con los distinguidos demócratas Vicente Fox y Marta Sahagún.
El modelo, está claro, sigue en marcha: si tan impoluto fue el proceso electoral, validado por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, nada debe someterse a revisión: ni los consejeros encabezados por Luis Carlos Ugalde y la estructura toda del IFE, ni el marco legal que guía su impecable desempeño.
Si acaso, como con Salinas, proceder a realizar ajustes que convaliden la voluntad de cambio para que todo siga igual: y entonces, dentro de tres años, arrasar en la Cámara de Diputados para, según la misma lógica, acreditar la confianza que los mexicanos tienen por Calderón, el espurio.
Quizá en uno o dos --quizá tres-- sexenios los propietarios de México consideren que ha llegado el momento de que se produzca la alternancia para ratificar el vigor de la democracia mexicana, ungiendo como nuevo gerente a un ejemplar priista bien nacido.
Este es el modelo de los hipócritas y de los cínicos, los que cometen fechorías y las justifican en nombre de la ley y de las instituciones.
Sólo que hay una mala noticia: la sociedad de entonces, cuando Salinas usurpó el poder, es otra.
Y el modelito, reproducido ahora con Calderón y sus patrones, no garantiza su eficacia. Ya tronó.
Exactamente, el pueblo ha cambiado, ya no se lo ganan tan fácil, ahora el pueblo esta INFORMADO y bien enterado, cosa con que los panistas no contaban.
Panistas entiendan: EL PUEBLO NO ES TONTO!!!
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