**IMPORTANTE: Este blog se actualiza en horario indefinido, pero regularmente lo hace a diario** ::Este blog se visualiza correctamente con cualquier navegador, pero recomendamos Firefox para una rápida carga de este blog Click aquí para descargar el navegador:: Toda duda, comentario o aportación será bien recibida a elpueblonoestonto@gmail.com.

lunes, agosto 14, 2006

OPINION

Simulación, grave enfermedad de México

Julio Pomar

La simulación es una de las más trágicas herencias sucias que ha dejado a México su difícil, dura y aciaga experiencia histórica. La hay en todas las parcialidades de la nación. De ella no se escapa ni la vida familiar, cuanto más la vida pública o social. Los mexicanos, a querer o no, hemos medio aprendido a vivir con ella, en medio de ella, hasta el grado que hay ensayistas que le confieren el carácter de rasgo idiosincrásico que nos define. A veces nos revolvemos en su contra, pero seguimos gravitando en torno a ella. Momentos luminosos en que la hemos repudiado han sido los grandes movimientos sociales o políticos de nuestra historia independiente: la lucha liberal por la Reforma, la exitosa defensa de la República ante los franceses y Maximiliano, la inmensa revolución popular de 1910, la expropiación petrolera, el reparto de la tierra, la lucha de los trabajadores para organizarse en sindicatos, y otras.

Esos han sido momentos estelares de la autenticidad mexicana, que implica dignidad nacional. Sin duda, nos enfrentamos en estos días a un apremio más de autenticidad. El voto libre es la convocación concreta de hoy. Que sepamos qué pasó el 2 de julio pasado es tan importante, o más, que cualquier otro asunto. No es sólo quién ganó las elecciones, sino que se confirme la limpieza democrática, y la suciedad, que evidentemente hubo de las dos. Pero que se sepa lo que pasó. Sin ello será imposible volver a andar como República. Ni a la derecha ni a la izquierda le conviene la incertidumbre en asunto tan fundamental. Por ello la única salida políticamente lógica a la crisis poselectoral no es otra que el recuento total de los votos.

Y no porque sea la bandera de una de las partes, sino porque en ella se cifra nada menos que la legitimidad de la República, si ella debe seguir teniendo la calidad de confiable para los mexicanos. Efectivamente, México ya votó, pero son tantas y tantas las irregularidades y suciedades, que no se puede pensar en otra cosa que en fraude, en el vil fraude. Y fraude oficial. Una República que tiene por máximo lema 'sufragio efectivo' no se puede quedar anclada en la incertidumbre ni en la duda. Esta será, de no despejarse debidamente mediante el recuento total de los votos, fuente de terribles turbulencias en el futuro. Proscribamos la simulación. La voz de orden es empezar hoy, no dejarlo para mañana, que será muy tarde. Darnos cuenta de esta enfermedad es el primer paso para librarnos de ella.

El despeñadero está a la vista. Permitir que nos gobierne Calderón, quien no ha sido capaz de advertir en el problema poselectoral, ni en su 'guerra sucia' contra la izquierda, un grave problema de salud política nacional, no tiene derecho a estar en el mando. Ya ungido, si llega a estarlo, engañará, mentirá, envilecerá a la República. Mucho más que si se erigiese en dictador. Sería sólo un simulador, sin autoridad moral ni fuerza política. México no se merece tal suerte.

Panistas entiedan: EL PUEBLO NO ES TONTO!!!