DERROTA DEL FOXISMO
Derrota del foxismo
Por: Eduardo Ibarra Aguirre
Ante las cámaras con las que mantiene una inmejorable relación política y mercantil desde el 1 de diciembre de 2000, las de Televisa y Tv Azteca, Vicente Fox Quesada rindió el VI Informe de Gobierno.
Sólo para efectos propagandísticos y de imagen, Rubén Aguilar Valenzuela y otros embellecedores de la compleja y delicada situación política en la que está inmerso el país, quisieron vender la apuesta de que la faraónica y arcaica ceremonia de rendición de cuentas del titular del Ejecutivo al Legislativo se realizaría conforme a los rituales establecidos.
La frivolidad y la obcecación foxista, alimentadas por una impresionante ignorancia y torpeza políticas, lo llevaron a alucinar –sin Prozac de por medio-- que podría terminar su ríspida y agraviante relación con el Legislativo tal y como la empezó en su primera comparecencia: “¡Hola Ana Cristina¡ ¡Hola Paulina! ¡Hola Vicente! ¡Hola Rodrigo!”.
Envalentonado, el marido de Martha María Sahagún Jiménez decretó de facto el Estado de sitio en nueve kilómetros cuadrados en torno a la sede del Congreso de la Unión. Los agentes del Estado Mayor Presidencial y la Policía Federal Preventiva sometieron a rigurosas revisiones a cientos de miles de vecinos. Todavía el viernes primero varios legisladores perredistas, entre empujones de los soldados, incluidos los vestidos de gris, entraron a su casa por la puerta principal, mientras que los priístas caminaron más de un kilómetro para acatar las órdenes de Eduardo Medina-Mora Icaza, eficaz espía y represor de ciudadanos y legisladores, mientras el narcotráfico y el crimen organizado se enseñorean de regiones del país.
Con este despliegue autoritario ocultado por la mediocracia y, sobre todo, la exclusión de la bancada del Partido de la Revolución Democrática del derecho a presidir la Cámara de Diputados, se construyó el cuadro completo para que Fox Quesada perdiera esta decisiva batalla legislativa y política, apenas la primera de las que observaremos durante septiembre, particularmente los días 15 y 16.
Con todo, es extraordinariamente plausible que el fin simbólico del presidencialismo faraónico y aún autoritario, que no otro es el mensaje enviado desde San Lázaro al mundo, se llevara a cabo sin la rotura de un cristal y sin ningún rasguñado. Igual que dos meses de movilizaciones a lo largo del país, no produjeron incidente alguno digno de lamentarse, pese a que dos manifestaciones fueron las más concurridas de toda nuestra historia.
Estas muestras ejemplares de civilidad y tolerancia, pese a la creciente y peligrosa fractura política entre mexicanos, perversamente estimulada por los grupos más ultras de las derechas panista, foxista y yunquista, será preciso auspiciarlas ilimitadamente porque se avizoran semanas de mayor confrontación.
No otra cosa muestran los arranques de Héctor Larios Córdova y Santiago Creel Miranda al amagar con la solicitud del retiro del registro del PRD ante el Instituto Federal Electoral, una de las instituciones más desacreditadas hoy ante la ciudadanía.
La derrota política e institucional sembrada pacientemente por Fox y cosechada el viernes pasado, muestra que la coyuntura que se creó hace dos meses no tendrá cauces para la negociación y el encuentro de soluciones institucionales y políticas si el autoritarismo y el uso faccioso de las instituciones sigue siendo el ingrediente principal que utiliza la autodenominada y desprestigiada pareja presidencial que sólo dispone de 87 días en el poder y probablemente un poco más en San Cristóbal.
Panistas entiendan: EL PUEBLO NO ES TONTO!!!
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