OPINION

Correcciones a pifias del Ejecutivo
Por: Julio Pomar


Pese a que las cámaras legislativas están trabajando a marchas forzadas para sacar adelante la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos del 2007, la gente en su mayoría ya está pensando en la cena de Navidad y en las eventuales vacaciones. Son malos días para legislar sobre asuntos tan importantes como los económicos del 2007, lo cual antaño era una treta de la que se valieron los gobiernos del “carro completo” para pasar de contrabando reformas, reformitas y reformotas que a la postre sí afectaban a los descuidados ciudadanos. No parece ser, pese a las vacaciones en ciernes, el caso de este año. Más o menos la gente está pendiente del asunto, tanto por tratarse del inicio de una administración pública absolutamente cuestionada por un amplísimo sector de los ciudadanos, debido al fraude electoral en que se fundó la asunción al mando de su abanderado, Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa (ni modo, así se llama), como porque tenemos un conjunto creciente de ciudadanos que ya nunca más quieren ser manipulados.

Pero vemos a los diputados, en mayor o menor medida y según el partido al que representan o los intereses concretos que defienden, enfrascados en negociaciones, unos para poner en evidencia las fallas de los proyectos de Ingresos y Gastos -la oposición, sobre todo del PRD- y otros consagrados a paliar o endulzar esa primera aparición del Ejecutivo impuesto en las primeras asignaturas de su administración, principalmente los panistas; en tanto que los priístas siguen oscilando como veletas entre unos y otros. Pese a lo cual, es evidente que, quizá más ahora que nunca, las cámaras del Congreso están asumiendo a mayor cabalidad la función rectora que siempre debieron tener, o sea, legislar con sensatez de órgano corrector de las visiones o los desatinos del Ejecutivo, y con al mayor rigor posible.

El hecho de que Calderón Hinojosa haya planteado recortes tanto a la educación pública como a las universidades públicas, con lo que las condenaría a la inopia, fue el elemento detonante. La pifia calderónica -pues no se puede suponer que haya sido una treta o maniobra maquinada con astucia para corregir después y “cubrirse de gloria”- fue el acelerador de la contienda camaral y de la negociación consiguiente. Ni los panistas podían aceptar defender a troche y moche un planteamiento presupuestal tan lleno de absurdos, que tuvieron que entrar al redil de las correcciones. Pero llega a tal punto la relativa madurez de los legisladores, especialmente los diputados, que se pusieron de acuerdo y votaron por unanimidad la Ley de Ingresos de la Federación, sin faltar ninguno de los 8 partidos representados en la Cámara, en vez de liarse a golpes, insultos y empujones. Ya es otro tipo de legisladores el que hay, con excepciones, en el momento actual.

En estos días se desahogará la segunda parte del mandato económico del Congreso, el Presupuesto de Gasto, pero debe quedar muy bien asentado que si a la postre funciona, ello no habrá sido virtud del Ejecutivo, sino del Congreso, que ya está entendiendo cómo gobernar desde las atribuciones de su encomienda. Que no se llene después el Ejecutivo de auto elogios mediáticos hacia las correcciones que “les aceptó” a los legisladores, sino que el mérito les corresponderá a los diputados y a los senadores que supieron actuar correctamente, al corregir los exabruptos calderónicos. Ni más ni menos.


FeCal entiende:EL PUEBLO NO ES TONTO!!!