VIENE MAS DE LOS MISMO...
Desde el
ITAM y el FMI, con amor...
De la edición de esta semana de Proceso:
Carlos Acosta Córdoba
Criticado por sus filias neoliberales y por su formación tecnocrática tanto en el Instituto Tecnológico Autónomo de México como en la Universidad de Chicago, Agustín Carstens se ríe de los críticos y los académicos que aseguran que su llegada al equipo de Felipe Calderón es una posición ganada por el FMI. En entrevista con
Proceso, el próximo secretario de Hacienda afirma: “Mis patrones no están en Washington y no están en Chicago. El presidente Calderón ha sido muy claro en que él quiere un programa económico donde podamos ofrecerle a México crecimiento sostenible...” Pero sus críticos lo atajan: “Viene más de lo mismo”...
No fueron pocos los que pusieron el grito en el cielo cuando se supo de la incorporación de Agustín Carstens Carstens como coordinador del equipo de transición al equipo de transición de Felipe Calderón.
El presidente electo presentó a Carstens el pasado 16 de octubre y habló de su encomienda: diseñar el plan económico del sexenio 2006-2012, incluyendo el Paquete Presupuestal 2007. Desde entonces se comenzó mencionar a Carstens como el secretario de Hacienda del sexenio siguiente.
El pronóstico se cumplió el martes 21, cuando Calderón dio a conocer los nombres de los integrantes de su gabinete económico. Carstens, dijo, será el secretario de Hacienda en el próximo gobierno.
Voces críticas reaccionaron de inmediato: “Viene más de lo mismo”, es decir, el énfasis en la macroeconomía, la continuación de la política de privilegios para unos cuantos...
A sus 48 años, Carstens es un tecnócrata consumado. Egresado del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) –cuna académica de muchos de los hombres que han conducido la economía nacional– y de la Universidad de Chicago.
Al igual que algunos egresados del ITAM, como Gustavo Petricioli, Miguel Mancera Aguayo, Pedro Aspe y Francisco Gil Díaz, bautizados en su momento como los money doctors, a Carstens se le critica por ser partidario del enfoque neoliberal que ha dado magros resultados en materia de equidad social.
Además, sus estudios en la Universidad de Chicago reavivaron el fantasma de los Chicago boys: émulos de Milton Friedman (que acaba de morir), apóstoles de los ajustes económicos drásticos, de la reducción del gasto fiscal, de la mínima intervención del Estado en la economía y de la preeminencia “del mercado”, así como de los agentes económicos privados en la configuración del destino económico del país.
Pero a Carstens no le incomodan las críticas por sus orígenes académicos ni por sus vínculos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), donde se desempeñó primero como director ejecutivo –en representación de México y siete países más– y luego, de agosto de 2003 a mediados de octubre de 2006, como subdirector gerente, el segundo nivel de mando en ese organismo.
Carstens se ríe de las etiquetas que le endilgan. Dice, en entrevista con Proceso: Los Chicago boys “no son la expresión de una escuela o de una doctrina económica”. Y matiza: “En todo caso somos economistas, como cualquier buen economista que se precie de serlo, que tenemos muy claro que la tarea fundamental es cómo asignar mejor los recursos cuando no hay suficientes ingresos para atender todas las necesidades. Es simple: ante una situación de restricción presupuestal el objetivo es cómo maximizar los recursos”.
Aplicar recetas
El próximo secretario de Hacienda se ríe también de los académicos que señalan que su llegada al equipo de Felipe Calderón es una posición ganada por el FMI, al que “tendrá que servir e informar”.
El talante bonachón de Agustín Carstens desaparece por un momento, y muy serio dice:
“Mis patrones no están en Washington y no están en Chicago. El presidente Calderón ha sido muy claro en que él quiere un programa económico donde podamos ofrecerle a México crecimiento económico sostenible, creación de empleos sostenible y un abatimiento de la pobreza sostenible. Y es a lo que nos estamos abocando. Esas son las instrucciones que estamos recibiendo.”
El entrevistado hace una defensa férrea del FMI y rechaza los señalamientos de que él vaya a implementar políticas económicas ortodoxas a ultranza, recalcitrantes, como se le acusa. “El FMI lo que hace, en términos de programas y de condicionalidad, es ayudarle a los países a tomar decisiones difíciles”, afirma.
Un lapsus, empero, lo hace hablar como si todavía fuera empleado del FMI: “Lo que nosotros recomendamos es: los países tienen que ir ayudando a su población a mejorar sus niveles de vida, a mejorar los índices de crecimiento… o a cumplir las metas del milenio. ¿Por qué? Porque nosotros sabemos que en la medida en que la gente esté mucho mejor, va a haber una mayor capacidad de crecimiento en el país y los demás países van a estar más sanos.
“Al FMI no se le tiene que juzgar por la interacción que hace con los países en los momentos de crisis. Eso es un 3% de la interacción que hace el fondo con los países (los momentos de crisis). Sí, cuando hay crisis hay que tomar decisiones difíciles”.
–Sin embargo, no le faltan argumentos a quienes califican al Fondo como policía financiero del mundo, por un lado, y por otro, es un hecho que los países que han logrado estabilidad con las políticas impuestas por el organismo lo han hecho con grandes costos sociales…
–No sé quién haya acuñado el término de policía financiero, pero ciertamente el Fondo así no se presenta. El Fondo tiene varias grandes labores: una, ayudar a los países en momentos de crisis; segundo, mantener un diálogo de evaluación de las políticas con los países. Es como cuando la gente va a un chequeo médico y el doctor le dice: tienes alta la presión, tienes alto el colesterol, no haces suficiente ejercicio… Y eso es lo que hace el Fondo.
–Las relaciones de México con el organismo han sido difíciles, ¿no? Ha habido momentos tensos, de ruptura casi…
–Las relaciones entre México y el Fondo han sido buenas en general. El FMI ha estado con México en momentos difíciles del país. Ese es el punto.
–Pero cómo explica el rechazo social, abrumador, a las políticas del Fondo…
–Le digo: es como cuando una gente va a al doctor. Yo voy al doctor y me dice: te tienes que poner a dieta. Pues no me gusta que me digan eso. Pero al final del día, son medidas necesarias. Así como se aplican a una persona se aplican a un país.
–En lo personal, ¿le molesta que las críticas se enfoquen a su trabajo en el Fondo?
–No. Para mí fue una gran educación. Yo estaba encargado de 70 países. Trabajé con los países más pobres del mundo. Aprendí mucho.
–Concretamente ¿qué era lo que usted hacía en el Fondo?
–El FMI tiene equipos asignados a cada país, coordinados por personal de la institución. En la dirección del Fondo, los tres subdirectores tienen divididos los países…
“En todo caso, para lo que me sirvió mi tránsito por el Fondo es volverme un economista más pragmático. He aprendido que no hay recetas únicas, que cada país debe tratar de entender cuál es su problemática, y encontrar de la mejor manera posible –y aquí subrayo la palabra posible– cómo se puede mover a un país hacia delante.”
–¿Qué planteamientos hará, en el caso concreto de México, para abatir la pobreza? Claro que México no está como muchos países africanos…
–No, por supuesto que no. ¡Gracias a Dios, gracias a Dios!
El punto fundamental es: una de las cosas que tenemos que hacer y ya lo hemos hecho –y en México ha habido una discusión muy amplia– es tratar de identificar cuáles son los cuellos de botella, los factores que inhiben el crecimiento económico…
–Pero eso ya está muy discutido…
–Bueno, pues por eso, el punto es ver cómo nos movemos hacia delante. Ese va a ser el gran reto del presidente Calderón. Al fin del día también es un problema que vamos a enfrentar todos. El presidente Calderón va a tener planteamientos que ahorita estamos diseñando y discutiendo para ver cómo enfrentamos el problema. Como usted dice, si ya hay diagnósticos claros la discusión es cómo y cuándo. Ese es el punto que tenemos que discutir hacia delante con el Legislativo y con la sociedad en general.
Más cancha a la IP
–Dijo usted hace poco, precisamente en el ITAM, que “el gobierno no puede solo”, ni debe estar solo en el propósito de echar a andar y hacer crecer de manera sostenible la economía. ¿Qué significa eso?
–Esa expresión de “el gobierno no puede solo” no debe enmarcarse en el debate de la privatización. Lo que tengo en mente es: si uno ve que el valor del Producto Interno Bruto es generado en un porcentaje altísimo por el sector privado, y el gobierno tiene recursos limitados, entonces lo que tiene que hacer éste es ser un coadyuvante a la actividad del sector privado. Por “sector privado” debe entenderse desde la señora del pueblo más pobre de México que realiza una actividad empresarial, hasta las grandes compañías multinacionales. Ese es todo el rango que vamos a cubrir. No vamos a privilegiar a las grandes compañías…
–La burra no era arisca, dice el dicho. Insisto: cuando se ha abierto más la cancha a la iniciativa privada (IP) se han visto experiencias desastrosas, como la reprivatización bancaria, el rescate carretero. ¿Cómo asegurarle a la gente que ahora sí se va a portar bien la IP?
–Creo que la IP siempre tiene incentivos para portarse bien, porque al final del día es su dinero.
–En el asunto bancario hubo incentivos, pero perversos…
–Esa es una discusión que podemos tener en otro momento. Pero el punto muy preciso sobre la pregunta es cómo vamos a incentivar eso, pues nos vamos a fijar, por diferentes rangos, qué es lo que podemos hacer. El tema fundamental es crear empleos. Ese es el tema, con dos vertientes: para abatir la pobreza y para tener más crecimiento económico. Y para eso debemos atraer más inversión y mayor actividad empresarial: desde los pequeños productores, a nivel incluso personal, hasta las grandes empresas.
–Del lado privado tendrá que enfrentarse a poderes económicos muy fuertes… Telmex, Televisa, por decir algunos…
–Esa es la labor del gobierno: regular mercados, es una responsabilidad que no podemos evitar.
2007, sin cambios
A finales de octubre, Agustín Carstens sostuvo una primera reunión con legisladores de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados para consensuar el programa económico del próximo año. En ella les dijo que la reforma fiscal –que no pudo hacerse en el gobierno de Vicente Fox, y en la que él, como subsecretario de Hacienda participó– empezará a discutirse pero hasta el próximo año. Por ahora, expuso, sólo habrá “pequeños ajustes” en materia tributaria para lograr una mayor recaudación, que en México es la más baja en comparación con la de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Carstens explicó que la reforma fiscal necesita ser ampliamente discutida con la sociedad, además de construir consensos con el Poder Legislativo.
“Pero no nos vamos a quedar con los brazos cruzados –sostiene Carstens en la entrevista–. Hay otras dos actividades que son bien importantes para aspirar a una buena reforma fiscal. Uno es dejar bien claro que vamos a aumentar la eficiencia recaudatoria; dos, que vamos a presentar un paquete de simplificación tributaria. Esas dos cosas vamos a estar haciendo porque son esenciales para el planteamiento de una reforma de mayor envergadura. Por otro lado, vamos a incorporar medidas de gasto para hacerlo más transparente y más eficiente…
–Dice usted “eficiencia recaudatoria” y “simplificación tributaria”… Ha sido una batalla de años. En algún tiempo eso significó persecución, terrorismo fiscal…
–Tenemos fe y noción, educada por decirlo así, de que mediante medidas de simplificación es posible aumentar la recaudación en un cierto porcentaje. Ahora estamos analizando qué se puede hacer al respecto. Mucha gente no paga impuestos. Es un tema tan complicado, que simplemente no los paga; otras veces es muy costoso: el esquema puede ser tan complejo que se necesita contratar un contador.
“Además, no hay nada que desincentive al contribuyente a pagar, que saber que hay gente en condiciones similares a él que no está pagando impuestos y él si lo está haciendo. Yo creo que eso no puede llamarse terrorismo fiscal, simplemente es lograr que se cumpla un principio básico en términos del pago de impuestos de manera equitativos: gente en condición igual tiene que pagar conforme lo marca la ley.”
–Bueno, ese es el planteamiento, y no es novedoso, pero ¿qué medidas concretas se van a tomar?
–Bueno, primero vamos a hacer un gran esfuerzo para facilitar el cumplimiento. Ahorita una parte de la excusa es “no pago porque es muy difícil”, “no pago porque es muy caro”, “pago porque el SAT no me da un buen servicio”... Muchas de las reformas que está instrumentando el SAT están orientadas a darle servicio al contribuyente; en un tiempo razonablemente corto podrá recibir por medios electrónicos las declaraciones prellenadas.
El 16 de octubre, cuando se incorporó al equipo de transición calderonista, Carstens declaró: “Los objetivos que se ha planteado Felipe Calderón son los objetivos correctos para el buen desempeño de cualquier economía y particularmente de México… Señor presidente, cuente con toda mi entrega para el bien de Mexico”.
Y Calderón le dio un apretón de manos. ?
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