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viernes, diciembre 01, 2006

COLUMNA DE MIGUEL ANGEL GRANADOS CHAPA EN EL REFORMA

Miguel Ángel Granados Chapa
Protestas

Es deseable que, en aras de la continuidad republicana, los impugnadores del Presidente que hoy está ya en funciones no elijan el camino de la ilegalidad, en que incurren si buscan impedir la asunción presidencial, actitud contraproducente para su causa
Con la protesta de un sector del Congreso, esta mañana rendirá protesta ante el Congreso Felipe Calderón, declarado Presidente electo por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Aun en circunstancias menos conflictivas que las presentes, Calderón asumiría el poder en situación precaria. Es el Presidente menos votado de toda la historia. Consideremos únicamente las dos elecciones previas a la suya, por tratarse de cifras verosímiles: Ernesto Zedillo obtuvo 17 millones 181 mil 651 votos, el 50.13 por ciento del total; Vicente Fox sumó 15 millones 988 mil 545 sufragios, 42.5 del total; y Calderón ganó 15 millones 284 votos, 35.89 por ciento del total. Es decir, casi dos tercios del electorado (y una proporción mayor del total de ciudadanos con credencial de elector, los abstencionistas) tomaron opciones diferentes a la considerada triunfadora por la autoridad electoral.

La diferencia del número de sus votos con los de su principal adversario fue muy escasa: 240 mil, medio punto por ciento del total. Por si fuera poco, el proceso electoral fue ostensiblemente sesgado a su favor, por la participación presidencial y de la cúpula empresarial como propagandistas no sujetos al escrutinio de la autoridad electoral. Ítem más: las autoridades electorales se condujeron en términos contrarios a la certeza y transparencia de la elección. De todo deriva la impugnación activa, el rechazo al resultado por parte de Andrés Manuel López Obrador, a quien la Convención Nacional Democrática -cientos de miles de personas reunidas en el Zócalo el 16 de septiembre- proclamó Presidente legítimo, en contraste con la calificación de espurio asestada a Calderón y la consecuente consigna de impedir su acceso al gobierno.

Tal actitud opositora ha generado en Calderón y su equipo una respuesta dura, convencidos (y al mismo tiempo generadores) del discurso autoritario que hace del cumplimiento de la ley un fetiche. (Cumplimiento, claro, cuando se trata de someter al adversario, no cuando se trata de las propias acciones: el futuro vicepresidente de la República, Juan Camilo Mouriño, fue diputado infringiendo la Constitución, pues no es mexicano por nacimiento.)

Por lo mismo, los responsables de la gobernabilidad y la seguridad designados por el nuevo Presidente muestran como su mejor credencial su convicción de que la fuerza del Estado debe ser empleada no para que resplandezca el derecho sino para meter al redil a las ovejas descarriadas cueste lo que cueste. Por añadidura, en el caso del secretario de Seguridad Pública su expediente en la Agencia Federal de Investigación y en la propia gestión federal de seguridad deberían constituir factores que le impidieran ejercer el cargo, en vez de ser el motivo de su designación.

El Congreso está citado para recibir la protesta de Calderón a las nueve y media de la mañana de hoy, en el recinto oficial de San Lázaro. A menos que haya habido arreglos en las horas recientes (las posteriores a la escritura de estas líneas y las anteriores a su lectura), algo improbable o remoto, la cita se cumplirá en un ambiente descompuesto y riesgoso. Con criterio homeopático, según el cual lo semejante se cura con lo semejante, la bancada panista en la Cámara de Diputados previno un secuestro de la tribuna por la fracción perredista practicándolo ella misma. Al mediodía del martes decenas de sus integrantes bloquearon los pasos a la tribuna y se ubicaron en torno de ella, dizque para impedir que los perredistas hicieran lo propio. Consiguieron lo contrario de su propósito, pues el resultado es que esta mañana la tribuna amanece copada no por uno sino por dos grupos parlamentarios. En las primeras horas de la ocupación de esa porción elevada del salón de plenos se suscitaron breves escaramuzas cuya intensidad podría crecer al alba de este viernes, por los objetivos contrapuestos de las partes: la fracción del PAN buscará abrir y proteger el espacio físico que permita a Calderón llegar a la tribuna y pronunciar la fórmula constitucional, mientras que el grupo perredista procurará impedirlo.

Era ilegal, e inconveniente, el anuncio perredista de frustrar la rendición de protesta. A diferencia de la sesión del 1o. de septiembre, en que la ocupación de la tribuna no impidió el cumplimiento de las normas: el Presidente acudió a la sede legislativa y presentó su informe por escrito, en esta oportunidad es inexcusable la obligación constitucional de que Calderón proteste ante el Congreso. Impedirlo, por lo tanto, es una conducta ilícita merecedora de reproche penal, que en el caso de los legisladores iría precedido del desafuero. Esa es una eventualidad que los miembros del Frente Amplio Progresista no pueden ignorar y no deben propiciar. Una de las peculiaridades de su movimiento es que camina en dos pistas, la institucional y la callejera. Es contraproducente mellar los instrumentos de la acción regulada por la ley y debería por lo tanto evitarse ese efecto.

Con prudencia semejante a la del día del informe no leído por Fox, los practicantes de la resistencia civil pacífica están hoy reunidos en el Zócalo, sin caer en la tentación de provocar la represión policiaca en que incurrirían de sólo aproximarse a San Lázaro. De igual modo que ni de lejos se pretendió estorbar el 5 de septiembre la declaratoria de Presidente electo no hay razón práctica para evitar la secuela de esa formalidad, que es la toma de posesión.

Así sea ingenuo, deseemos que transcurra en paz.



Cajón de Sastre


Murió don Antonio Roqueñí Ornelas, nacido en Tlalpan, DF, de familia hidalguense, el 11 de septiembre de 1934. Se ordenó sacerdote en Madrid el 11 de agosto de 1963. Antes se había graduado en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional y se convirtió en un experto canonista, si bien nunca abandonó su trabajo pastoral. Fue miembro del Tribunal Eclesiástico de la Arquidiócesis de México y su representante legal. Obtuvo el registro de la misma conforme a la Ley de Asociaciones Religiosas. Hombre sabio y justo, humoroso y decidido, no pocas veces combatió abiertamente vicios que lastran a la Iglesia católica de la que jamás se apartó. Se opuso al injerencismo del nuncio Prigione en los asuntos propios de la Iglesia en México y apoyó jurídica y espiritualmente las denuncias de las primeras víctimas de Marcial Maciel que resolvieron descubrir el abuso de que fueron objeto. En fechas recientes era capellán en un hospital y colaboraba con la Fundación y el Montepío Luz Saviñón, instituciones de asistencia privada.


Correo electrónico: miguelangel@granadoschapa.com


Ulises, FeCal, Fox entiendan: EL PUEBLO NO ES TONTO!!!