LA PANDILLA DE RUFIANES DE FECAL
El Gabinete de Calderón
La mayoría del pueblo de México no se ve representada por Felipe Calderón. El gabinete que forme, ¿reflejará a esa mayoría o representará sólo a los grupos de poder, interés y presión? El arribo de Agustín Carstens al círculo del electo, parece señalar la pauta.
I
¿Cómo conformará Felipe Calderón su gabinete de secretarios de despacho? Esa es una interrogante que se plantean no pocos de sus partidarios y, tal vez, aquellos que votaron por él.
Adviértese, eso sí, desinterés en muchos estratos del pueblo de México --orgánicamente antipodal, pensaríase, del concepto sociológico de sociedad--, que no se identifica con el señor Calderón.
Candidato del pueblo no fue, ciertamente, don Felipe. Tampoco lo fue de los pobres --o el pueblo pobre, cabría precisar, que no pocos entreveran con la noción de México profundo--.
Y es que, desde una cosmovisión antropológica, los estratos corticales del pueblo de México tienen una naturaleza afín a un entorno contextual de pobreza.
Y los pobres no se retratan --dicho metafóricamente y desde una perspectiva de la psicología social y la filosofía de la historia y del historicismo-- en personajes como don Felipe.
Nótese, para configurar un cuadro de referencia, que esos estratos del pueblo de México sí votaron en 2000 por Vicente Fox, con quien hubo cierta identificación de obvia laya psicológica.
Hágase la salvedad de que estas apreciaciones son, obviamente, juicios de valor, aunque sin duda informadas y, diríase también, educadas. No son secuela del cotejo de datos duros.
Pero sí son, no huelga subrayarlo, expresiones propias de un aproar apriorístico de un sucedido por ocurrir, el de la composición del gabinete calderonista.
II
Candidato de las mayorías tampoco fue, estadísticamente, nuestro Presidente Electo. Y por concatenación dialéctica, tampoco es el Presidente de las mayorías. Es mandatario de minorías, una de ellas las del poder.
Y ello cincela una realidad insoslayable: como presidente de sólo 15 millones de ciudadanos en un universo, el del padrón electoral, de 71 millones y pico, don Felipe carece de representatividad y credibilidad.
Esta escasez de representatividad parece preocupar al poder real en Estados Unidos y, por extensión, en España y otros países que son sedes jurídicas y culturales de consorcios trasnacionales.
Estos son componentes de un verismo abrumador, que nutre la percepción extendida de la espuriedad en la investidura de este hombre distinguido por su ortodoxia ideológica y política, mas no por su oficio ni su cultura.
¿Cómo gobernará nuestro personaje en esas condiciones, mientras crea y amasa un capital político de representaividad y credibilidad durante los primeros tres años de su sexenio?
Esta pregunta nos lleva a la otra, relativa a la composición del gabinete, la cual es, en sí, un mensaje a la ciudadanía.
Y, por añadidura, ésta es una ciudadanía escéptica --incrédula--, si no es que antagónica en una gama variopinta de modalidades, que no incurre en raptos de esperanza infundada.
III
No es redundancia recordar que las respuestas a esas interrogantes serán conocidas pronto --un mes, más o menos-- y sabráse entonces quiénes conformarán el gabinete.
Tener presente ello nos traslada a la naturaleza no sólo ideológica --que se da por descontada--, sino principalmente política de cada miembro del gabinete y de éste en su conjunto.
Este juego de premisas nos lleva al silogismo de los criterios. ¿Bajo qué criterios conformará don Felipe su gabinete? Un criterio evidente es el del pago de facturas políticas a poderes fácticos. Compromisos.
Y, otro, igualmente de importancia axial aunque pudiere no aparecer dominante, es el de la coyuntura política y social de México. Un tercer criterio es el de los imperativos ideológicos dentro y fuera del PAN.
Un criterio adicional que concurre a esta liza de jaloneos entre grupos de poder, de interés y de presión es el que se representaría en los intereses de EU y los consorcios trasnacionales.
Esos cuatro criterios mayores libran, por subrogación y a veces frontalmente y sin discreción ni elegancia, una intensa lucha en los círculos concéntricos cuyo eje es, nominalmente, el señor Calderón.
Ecos de esa lucha escúchanse por doquier. La arribazón de Agustín Carstens a ese círculo del Electo y su grotesca carencia de oficio político parecen señalar pautas.
Mas pudiere ser que el señor Carstens es una golondrina sin oriente que no hace verano. Lo trascendente es el gabinete. Su composición nos dirá a los mexicanos para quiénes gobernará don Felipe.
ffernandezp@prodigy.net.mx
Glosario:
Apriorístico: a priori, antes, previamente.
Aproar: dirigir la proa hacia un lugar determinado.
Laya: naturaleza, condición, calaña.
Liza: lid, cotejo, lucha.
Pautas: en composición musical, indicación a seguir. Por inferencia, camino a tomar.
FeCal entiende: EL PUEBLO NO ES TONTO!!!
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