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sábado, noviembre 25, 2006

AMLO SERA LA FUERZA ESTABILIZADORA DE MEXICO

Un lector nos envía la siguente nota que se publica en el Diario "Chicago Tribune" acerca del presidente legítimo:


The Chicago Tribune
Tuesday, November 21st, 2006

By John M. Ackerman and Irma E. Sandoval, professors at the Institute for Legal Research and the Institute for Social Research, respectively, at the National Autonomous University of Mexico
Published November 21, 2006

With President Vicente Fox leaving office, Mexico will be witnessing a curious transition of power. Monday the backers of defeated Mexican presidential candidate Andres Manuel Lopez Obrador named him the country's "legitimate president," and on Dec. 1 President-elect Felipe Calderon will assume the official office. Though most pundits condemned Lopez-Obrador for taking such an extreme step, financial markets have barely noticed. The Mexican peso has gained ground since the July election and the stock market recently reached a record high.

The market is right and the ideologues are wrong. Lopez-Obrador's decision is an attempt to overcome a fundamental problem of constitutional design. In contrast to parliamentary systems, presidentialist constitutions do not provide institutional space for the leader of the opposition.



In England, for example, the leader of the opposition immediately takes his place on the front bench of the House, with his "shadow Cabinet" regularly challenging the government's policies. Under presidentialism, the losing candidate is simply sent home.

This is a major weakness of the system even when the electoral verdict is clear and the electoral authorities are trustworthy. Although the losing candidate may be a good sport, and concede to the victor, the people lose when the candidate fails to function as the leader of the opposition. The problem is far more severe when a cloud of doubt weighs over the electoral result.

This is what has happened in Mexico. Though the election was decided by fewer than 234,000 votes out of nearly 42 million cast, the electoral authorities have failed to take the most obvious steps to assure the public of the integrity of the process.

In contrast to Bush vs. Gore in 2000, Mexico's Federal Elections Institute has rejected media requests to gain access to the ballots to conduct an independent recount. Worse yet, even though the Federal Electoral Tribunal conceded the existence of widespread irregularities, it refused to disclose the details of its partial recount. Unsurprisingly, polls reveal that 30 percent of Mexicans, more than 35 million people, believe that Calderon did not win the election cleanly.

Most of these 35 million constituents inhabit the underside of the Mexican economy. Today, more than 40 million Mexicans live on less than $4 a day, while more than 40 percent of Mexico's wealth is concentrated in the top 1 percent of the population. Mexico's per capita real gross domestic product has grown by only 0.7 percent annually since the early 1980s. Migration to the U.S. has historically been a crucial escape valve. The Bush administration's decision to crack down on immigration and construct a wall along America's southern border with Mexico will only make problems worse.

Frustration abounds. Without a leader to help channel and organize this discontent, Mexico may indeed head toward a downward spiral of chaos and crisis. The present situation in the state of Oaxaca may unfortunately set the example for the future of the country as a whole. More than 1 million elementary students there were left without school for more than five months, 14 people have been killed, and a series of homemade bombs was recently detonated by opposition groups.

Within this context, Lopez-Obrador's alternate government may be precisely the stabilizing force that Mexico needs to revitalize its faltering democracy. Lopez-Obrador has gone out of his way to insist that his left-wing movement is non-violent and his backers have followed his example religiously. It would be a grave mistake for the new government to ignore, persecute or repress this movement. To the contrary, the challenge is to encourage Lopez-Obrador to operate as a responsible opposition leader and take concrete steps to collaborate on strategies to democratize the management of power and eradicate poverty and inequality.

There is a great deal of evidence supporting the theory that presidentialism is one of the principal causes of Latin America's notorious difficulties in stabilizing its democratic life. But there is no hope of changing the system in the short run. The challenge instead is to compensate for its grave deficiencies through creative statesmanship on both sides. Otherwise, the market's bullish preliminary assessment may prove misleading in the middle term.

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John Ackerman and Irma Sandoval are professors at the Institute for Legal Research and the Institute for Social Research, respectively, at the National Autonomous University of Mexico. Ackerman's book on democracy and accountability in Mexico will be published in February. Sandoval is the director of the Laboratory of Documentation and Analysis of Corruption and Transparency at UNAM.
Otro lector nos hace el favor de envíarnos la nota ya traducida.
Esta es la nota:

NOTA ORIGINAL:

The Chicago Tribune

Martes, Noviembre 21, 2006

Por John M. Ackerman e Irma E. Sandoval, profesores del Instituto para Investigación legal y el Instituto para Investigación Social, respectivamente, de la UNAM
Publicado el 21 de Noviembre, 2006

Con el presidente Fox dejando la administración, México será testigo de una transición de poder curiosa. El lunes los que respaldan al derrotado candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador lo nombraron el "candidato legítimo" del país, y el 1ero de diciembre, el presidente electo Felipe Calderón asumirá el poder oficial. Aunque la mayoría de los expertos condenaron a López Obrador por dar ese paso tan extremo, los mercados financieros casi no lo notaron. El peso mexicano ha ganado terreno desde la elección de julio y el mercado de las acciones recientemente alcanzó un record máximo.

El mercado está en lo correcto y las ideologías está equivocadas. La decisión de López Obrador es un intento de vencer un problema fundamental del diseño de la constitución. En contraste a los sistemas parlamentarios, las constituciones presidencialistas no proveen un espacio constitucional para el líder de la oposición.

En Inglaterra, por ejemplo, el líder de la oposición inmediatamente toma su lugar al frente de la Casa, junto con su "shadow Cabinet", o gabinete de sombra, retando regularmente las políticas gubernamentales. Bajo el presidencialismo, el candidato perdedor simplemente se marcha a casa.

Esta es una debilidad mayor del sistema cuando el veredicto electoral está claro y las autoridades electorales son confiables. Aunque el candidato derrotado sea un buen perdedor, y conceda la victoria al ganador, la gente pierde cuando su candidato deja de funcionar como el líder de la oposición. El problema es mucho más serio cuando una nube de duda cubre el resultado electoral.

Esto es lo que ha sucedido en México. Aunque la elección haya sido decidida por menos de 234,000 votos de las casi 42 millones sufragados, las autoridades electrorales no tomaron las precauciones obvias para asegurarle al público la integridad del proceso.

En contraste con el caso de Bush vs. Gore en el 2000, el IFE de México ha rechazado peticiones de los medios para tener acceso a los votos y hacer un recuento independiente. Peor aún, a pesar de que el IFE admite la existencia de múltiples irregularidades, se ha rehusado a sacar a la luz pública los detalles de su recuento parcial. Nada sorprendente, las encuestas revelan que el 30 por ciento de los méxicanos, más de 35 millones de personas, creen que Calderón no ganó la elección limpiamente.

La mayoría de estos 35 millones habitan en el lado inferior de la economía mexicana. Hoy, mas de 40 millones de mexicanos viven con menos de $4 dólares al día, mientras que más del 40 por ciento de la riqueza de México está concentrada en el 1 por ciento superior de la población. El producto interno bruto per cápita de México ha crecido tan sólo el 0.7 por ciento anual desde el principio de los 1980s. La migración a los EEUU ha sido una válvula de escape histrórica. La decisión de la administración de Bush de disciplinar la inmigración y construir un muro a lo largo de la frontera del sur con México tan sólo podrá empeorar el problema.

La frustación abunda. Sin un líder para ayudar a canalizar y organizar este descontento, México podría realmente encaminarse en una espiral hacia el caos y la crisis. La situación actual en el estado de Oaxaca podría desafortunadamente poner el ejemplo para el futuro del pais entero. Más de un millón de estudiantes de primaria se quedaron sin escuela por más de cinco meses, 14 personas han sido asesinadas, y una serie de bombas hechizas fueron detonadas por grupos de oposición.

Dentro de este contexto, el gobierno alterno de López Obrador puede ser precisamente la fuerza estabilizadora que México necesita para revitalizar su débil democracia. López Obrador ha hecho todo lo posible en insistir que su movimiento de izquierda es no-violento y que sus seguidores han mantenido su ejemplo religiosamente. Sería un gran error para el nuevo gobierno ignorar, perseguir o reprimir este movimiento. Por el contrario, el reto es el de animar a López Obrador a que opere como un líder de la oposición responsable y tomar medidas concretas para colaborar con estrategias para democratizar el manejo del poder y erradicar la pobreza y desigualdad.

Hay una gran cantidad de evidencia que apoya la teoría que el presidencialismo es una de la causas principales de la bien conocidas dificultades que tiene América Látina en estabilizar su vida democrática. Pero no hay esperanzas de cambiar el sistema en un plazo corto. En lugar de esto, el reto es compensar sus graves deficiencias a través de manejo creativo en ambos lados. De no ser así, la valiente evaluación preliminar que ha hecho el mercado podría resultar equivocada en el plazo intermedio.

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Por John M. Ackerman e Irma E. Sandoval, profesores del Instituto para Investigación legal y el Instituto para Investigación Social, respectivamente, de la UNAM. El libro de Ackerman sobre democracia en México será publicado en febrero. Sandoval es la directora del Laboratorio de Documentación y Análisis de Corrupción y Transparencia de la UNAM.

Agradecemos a el lector por enviar la traducción.


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