LOS ENEMIGOS DE LA IZQUIERDA NO HAN SABIDO LEER ADECUADAMENTE LAS ACCIONES DE ESTA
Los altibajos del obradorismo
Por: Julio Pomar
Los acontecimientos sociales o políticos nunca son lineales. Zigzaguean pues sus rutas son frecuentemente escabrosas. Tienen altibajos y detenciones, junto con avances y momentos de alto empuje. Igual que la vida misma de cada ser humano. Esta verdad tan elemental, tan obvia, la esconden o quieren ignorar truculenta y mañosamente quienes ven derrota y desinflamiento definitivo del movimiento obradorista en su cambio de perspectiva y de circunstancia. Era obvio que la integración de las cámaras legislativas federales traería reajustes en la intensidad y forma de ese movimiento, para los partidos que integran la Coalición por el Bien de Todos, lo mismo que la decisión prefabricada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que se negó a establecer la claridad del voto de los mexicanos del 2 de julio. Nunca, que se sepa, un movimiento popular se mantiene en las cumbres de la acción. Pero siendo así, es obvio que el obradorismo no ha claudicado, sólo asume un tono distinto, con arreglo a las cambiantes circunstancias.
Hasta ahora el obradorismo ha sido congruente con sus propias postulaciones de una resistencia a la vez civil y a la vez pacífica en su denuncia y lucha contra el fraude electoral. No ha tenido expresiones violentas ni ha acudido a los enfrentamientos físicos con otros grupos o con las fuerzas del orden. No se ha dejado provocar. Y qué bien que así haya sido, que la prudencia haya guiado sus pasos y acciones. Ha aprendido -y con él la izquierda en general- que en una situación tan compleja y delicada, acudir por su parte a tales recursos hace tiempo que hubieran quedado descalificados ante los amplios sectores del pueblo que los apoyan y apoyaron, primero, votando por sus candidatos y, segundo, acudiendo a sus mítines, concentraciones y “asambleas generales”, con una entrega nunca vista en la historia política de México. Hubiesen caído redondos en el juego de la trampa provocadora que les tienden desde enfrente.
Mediocres, desatinados y absurdos aparecen los críticos de derecha, centro e izquierda que quieren que el obradorismo practique una resistencia civil pacífica que sólo sea pacífica y ya no resistencia ni civil. O sea, que este movimiento renuncie a todo tipo de acción, a toda protesta, que se limite al silencio cómplice ante lo que ellos -y muchísimos más mexicanos- consideran un atentado a la democracia; que quieren que como borregos -y no hablo del tránsfuga Borrego Estrada- los adeptos a esta lucha simplemente se pasen a las filas del Nuevo Orden Calderonista-Yunquista, ya que -dicen- ya los fregaron y deben aguantarse, en aras del sacrosanto designio de los plutócratas y los neoliberales.
No obstante, por los altibajos que toda lucha tiene, que ahora está registrando el movimiento originado en la protesta y la denuncia contra el fraude, ya ella se ha abierto a otras perspectivas, como las que le depara la Convención Democrática Nacional, que empezará a efectuarse la tarde del 16 de septiembre en el Zócalo. Por ello habrá desfile militar el 16, con lo que se respeta, no se teme al Ejército; habrá Grito del 15 -o dos Gritos- y se abren acuerdos en los dos ámbitos parlamentarios federales. No se ve por ningún lado que el obradorismo haya cedido posiciones de lucha pacífica o que haya claudicado, ni que haya renunciado a negociar.
Los críticos y los enemigos del movimiento obradorista no están sabiendo leer adecuadamente las acciones del mismo, tal como les ocurrió el primero de septiembre con el bloqueo al informe foxiano nunca externado. Les harían falta unas clases intensivas de alfabetización política a esos que no saben leer.
Ratas panistas en el gobierno entiendan: EL PUEBLO NO ES TONTO!!!
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